Las estadísticas acerca de
la infidelidad son cada día más altas, la
realidad es espantosamente triste, no sólo para la esposa que muchas veces
ignora el engaño del esposo, sino también para la mujer que se aventura en una
relación con un hombre casado.
El sufrimiento no se limita sólo a
las esposas y a los hijos legítimos, también afecta de una manera directa a la
amante, quien al momento de iniciar una relación, cometió el gran “pecado” de
enamorarse o pensar que se enamoró del hombre que con zalamerías supo
conquistarla.
Nadie es dueño de nadie, sin embargo, cuando se enfrentan
situaciones de infidelidad, hay jerarquías que debemos respetar, es fácil caer
en las redes que se van tejiendo con nuestras acciones inconscientes e
irresponsables con nosotras mismas. Edificamos un mundo ficticio sobre bases
falsas que se pueden derrumbar en cualquier momento, o lo que es peor, que se
derrumba después de mucho tiempo, de
mucho sufrimiento y lágrimas, porque enamorarse de un hombre casado, puede
convertirse para la amante en una auténtica tortura, porque nos guste o no, la
otra siempre será la amante proscrita y oculta, mientras tanto, el hombre
casado no dejará a su familia, salvo raras excepciones. Aún así, las bases con
el hombre infiel, seguirán siendo falsas, porque si ahora le es infiel a su
familia, mañana le será infiel a la amante.
Nadie puede decirle a nadie qué
hacer, porque es bien sabido que cada cual tiene su propia manera de pensar y
de actuar, pero valdría la pena para la mujer amante pensar que ese hombre que
habla “tan dulcemente” tiene a una esposa y a unos hijos, una casa que mantiene
y una familia a quien le da todo, mientras con la amante lo tiene todo sin que
le cueste nada. Toda mujer tiene derecho a ser feliz,
pero con alguien que le ofrezca un hogar, que no tenga las horas limitadas para
verte, que no tenga los encuentros limitados a un espacio de algún motel o un
callejón oscuro, para encuentros en la clandestinidad.
La mujer amante o a punto de ser amante debiera plantearse si
vale la pena estar en una relación que se puede convertir en una pesadilla de
la que será muy doloroso el despertar. ¿Por qué no sopesar la situación antes
de que esta empiece? ¿Por qué no salir de ella, cuando ya se está en la misma?
Sabemos que no es fácil, pero cundo se piensa que terceras personas están
sufriendo, valdría la pena tener una charla consigo misma y plantearse algunas
preguntas:
1.
¿Soy feliz siendo la amante?
2.
¿Llena mi soledad?
3.
¿Estoy con él por apegos?
4.
¿Estoy desamparada emocionalmente, aun estando con él?
5.
¿Estoy por conveniencia económica?
6.
¿Espero ganar o me dará un estatus en su vida?
7.
¿Estoy con él por inseguridad o cobardía?
8.
¿Es orgullo, o capricho?
9.
¿Miedo o temor de perderlo en forma definitiva?
10.
¿Merezco seguir siendo la otra?
PD:
Al responder cada unas de estas
preguntas, me dieron la solucion para enfrentar mi realidad y poder tomar
decisiones para mi futuro !
Las personas no tomamos decisiones basadas en 100% en lo que pensamos , muchisimas veces lo hacemos en base a sentimientos que no sabemos que estén en el fondo del corazón (miedo , culpa , vació).
ResponderEliminarACM
Caminos torcidos...
ResponderEliminarmujer, y bella amante... quien es peor...
no podemos generalizar pienso yo... hay personas que disfrutan estar con tiempos limitados y aprovechar el máximo el poco y nada de tiempo, o estar escondidas... hay hombres que les gusta las emociones andar escondido y vivir a filo de que te pillen, quien sufre mas? depende de como lo vive cada persona, nadie te obliga a nada uno toma sus propias decisiones